Estimados amigos:
Debemos estar alertados sobre los planes expansionistas de Hugo Chávez quien buscara poner en Peru un presidente titere como Evo para implantar su politica estilo
HU-EVO. Leamos el siguiente articulo
La Unión Democrática de Organizaciones de América, UnoAmérica, informó hoy que en marcha un plan para derrocar al Presidente de Perú, Alan García, orquestado por los sectores pertenecientes al llamado Foro de São Paulo.
Bogotá, 8 de junio - La Unión Democrática de Organizaciones de América, UnoAmérica, informó hoy que en marcha un plan para derrocar al Presidente de Perú, Alan García, orquestado por los sectores pertenecientes al llamado Foro de São Paulo.
Según UnoAmérica, la desestabilización y la violencia que ejerce actualmente la Amazonía peruana, son idénticas a las acciones llevadas a cabo por el movimiento indígena liderado por Evo Morales en 2003 para derrocar al presidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada.
En ese momento, Morales aprovecho el descontento popular, planteada por la intención del gobierno de exportar gas a través de los puertos chilenos, para provocar la violencia y el caos. Una vez depuesto, Sánchez de Lozada se quejó de que la operación fue financiada por Hugo Chávez.
En enero de 2001, el presidente ecuatoriano Jamil Mahuad fue disminuyendo a través de un golpe orquestado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) a través de las llamadas muy similar a la que ahora es la Asociación para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) presidida por Alberto Pizango que promueve en Perú.
El AIDESEP es parte de una red internacional de indígenas que no lucha por los derechos de los aborígenes,sino que los utilizan como el casquillo de arma para alcanzar el poder político. El AIDESEP asistieron al Foro Social Mundial en Caracas en enero de 2006, que fue financiado por el gobierno de Hugo Chávez.
Llama la atención a Hugo Chávez, Evo Morales, el movimiento indígena de Bolivia, la CONAIE y el Partido Socialista del Perú - que hace causa común con AIDESEP - todos pertenecientes al Foro de Sao Paulo.
En resumen, los actores, procedimientos, objetivos e ideologías que caracterizaron los actos de violencia planteadas en la Amazonía peruana, son la repetición de un folleto diseñado en Cuba, financiado por Venezuela y ejecutado por el izquierda extrema que usa al indigenismo internacional para tomar el control de otro gobierno de América Latina.
Sugerimos que el gobierno peruano para llevar a cabo una investigación sobre los vínculos de Chávez con Pizango y Morales. Esta es la forma de determinar quién está detrás de la desestabilización, los cuales los fondos y cuáles son sus objetivos.
Alejandro Peña Esclusa Alejandro Peña Esclusa
Presidente de UnoAmérica Presidente de UnoAmérica
jueves, 25 de junio de 2009
martes, 23 de junio de 2009
EN VENEZUELA: LA IGLESIA CATÓLICA NO HACE POLÍTICA, ES PROMOTORA DEL DIÁLOGO Y LA RECONCILIACIÓN ENTRE VENEZOLANOS, NUESTRO PUEBLO HERMANO Y AMIGO
Discurso del Santo Padre a los obispos de Venezuela en visita «ad limina»
Señor cardenal; queridos hermanos en el episcopado:
1. Os doy mi cordial bienvenida, pastores de la Iglesia en Venezuela, a este encuentro durante vuestra visita ad limina y, como Sucesor de Pedro, doy gracias al Señor por esta ocasión de confirmar a mis hermanos en la fe (cf. Lc 22, 32) y de participar con ellos en sus alegrías y preocupaciones, en sus proyectos y en sus dificultades. Agradezco ante todo a monseñor Ubaldo Ramón Santana Sequera, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia episcopal venezolana, sus palabras, que manifiestan vuestra comunión con el Obispo de Roma y Cabeza del Colegio episcopal, así como los desafíos y esperanzas de vuestro ministerio pastoral.
2. En efecto, los retos que debéis afrontar en vuestra labor pastoral son cada vez más abundantes y difíciles, viéndose además en los últimos tiempos incrementados por una grave crisis económica mundial. Sin embargo, el momento actual ofrece también numerosos y verdaderos motivos de esperanza, de esa esperanza capaz de llenar los corazones de todos los hombres, y que «sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo» (Spe salvi, 27). Al igual que hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), el Señor resucitado camina también a nuestro lado infundiéndonos su espíritu de amor y fortaleza, para que podamos abrir nuestros corazones a un futuro de esperanza y de vida eterna.
3. Tenéis por delante, queridos hermanos, una apasionante tarea de evangelización y habéis iniciado la Misión para Venezuela», en línea con la Misión continental promovida por la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe, en Aparecida. También estos son tiempos de gracia para los que se dedican por entero a la causa del Evangelio. Confiad en el Señor. Él hará fecunda vuestra entrega y vuestros sacrificios. Os animo, por tanto, a incrementar las iniciativas para dar a conocer en toda su integridad y hermosura la figura y el mensaje de Jesucristo. Para ello, además de una buena formación doctrinal de todo el pueblo de Dios, es importante fomentar una profunda vida de fe y oración. En la liturgia, y en el diálogo íntimo de la plegaria personal o comunitaria, el Resucitado viene a nuestro encuentro, transformando nuestro corazón con su presencia amorosa. Deseo recordar también la necesidad de la vida espiritual de los obispos. Estos, configurados plenamente con Cristo Cabeza por el sacramento del Orden, son en cierto modo para la Iglesia a ellos confiada un signo visible del Señor Jesús (cf. Lumen gentium, 21). Por eso, el ministerio pastoral ha de ser un reflejo coherente de Jesús, Siervo de Dios, mostrando a todos la importancia capital de la fe, así como la necesidad de poner en primer lugar la vocación a la santidad (cf. Juan Pablo II,Pastores gregis, 12).
4. Para llevar a cabo una fructífera acción pastoral es indispensable la estrecha comunión afectiva y efectiva entre los pastores del pueblo de Dios, que «han de ser siempre conscientes de que están unidos entre sí y mostrar su solicitud por todas las Iglesias» (Christus Dominus, 6). Esta unidad, que hoy y siempre se ha de promover y expresar de manera visible, será fuente de consuelo y de eficacia apostólica en el ministerio que se os ha confiado.
5. El espíritu de comunión lleva a prestar una atención especial a vuestros sacerdotes. Ellos, colaboradores inmediatos del ministerio episcopal, han de ser los primeros destinatarios de vuestro cuidado pastoral, tratándolos con cercanía y fraterna amistad. Ello les ayudará a desempeñar con abnegación el ministerio recibido y también a acoger con espíritu filial, cuando fuere necesario, las advertencias sobre aquellos aspectos que deben mejorar o corregir. Por eso, os animo a redoblar los esfuerzos para impulsar el celo pastoral entre los presbíteros, de modo particular durante este próximo Año sacerdotal que he querido declarar. A esto se añade el interés que se ha de tener por el seminario diocesano, para alentar una esmerada y competente selección y formación de los llamados a ser pastores del pueblo de Dios, sin escatimar medios humanos y materiales para ello.
6. Los fieles laicos, por su parte, participan según su modo específico en la misión salvífica de la Iglesia (cf. Lumen gentium, 33). Como discípulos y misioneros de Cristo, están llamados a iluminar y ordenar las realidades temporales de modo que respondan al designio amoroso de Dios (cf. ib.,€31). Para ello, hace falta un laicado maduro, que dé testimonio fiel de su fe y sienta el gozo de su pertenencia al Cuerpo de Cristo, al que debe ofrecerse, entre otras cosas, un adecuado conocimiento de la doctrina social de la Iglesia. En este sentido, aprecio vuestro empeño por irradiar la luz del Evangelio sobre los acontecimientos de mayor relevancia que afectan a vuestro país, sin otros intereses que la difusión de los más genuinos valores cristianos, con vistas también a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social. Os confío de un modo particular a quienes pasan necesidad. Seguid fomentando las múltiples iniciativas de caridad de la Iglesia en Venezuela, de modo que nuestros hermanos más indigentes puedan experimentar la presencia entre ellos de Aquel que dio su vida en la cruz por todos los hombres.
7. Concluyo con una palabra de esperanza y aliento en vuestra tarea; contáis siempre con mi apoyo, solicitud y cercanía espiritual. Y os pido que llevéis mi saludo afectuoso a todos los miembros de vuestras Iglesias particulares: a los obispos eméritos, los sacerdotes, religiosos y fieles laicos, especialmente a los matrimonios, a los jóvenes, a los ancianos y a las personas que sufren. Con estos sentimientos, e invocando la protección de la Virgen María, Nuestra Señora de Coromoto, tan querida en toda Venezuela, os imparto de corazón la bendición apostólica.
Señor cardenal; queridos hermanos en el episcopado:
1. Os doy mi cordial bienvenida, pastores de la Iglesia en Venezuela, a este encuentro durante vuestra visita ad limina y, como Sucesor de Pedro, doy gracias al Señor por esta ocasión de confirmar a mis hermanos en la fe (cf. Lc 22, 32) y de participar con ellos en sus alegrías y preocupaciones, en sus proyectos y en sus dificultades. Agradezco ante todo a monseñor Ubaldo Ramón Santana Sequera, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia episcopal venezolana, sus palabras, que manifiestan vuestra comunión con el Obispo de Roma y Cabeza del Colegio episcopal, así como los desafíos y esperanzas de vuestro ministerio pastoral.
2. En efecto, los retos que debéis afrontar en vuestra labor pastoral son cada vez más abundantes y difíciles, viéndose además en los últimos tiempos incrementados por una grave crisis económica mundial. Sin embargo, el momento actual ofrece también numerosos y verdaderos motivos de esperanza, de esa esperanza capaz de llenar los corazones de todos los hombres, y que «sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo» (Spe salvi, 27). Al igual que hizo con los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 13-35), el Señor resucitado camina también a nuestro lado infundiéndonos su espíritu de amor y fortaleza, para que podamos abrir nuestros corazones a un futuro de esperanza y de vida eterna.
3. Tenéis por delante, queridos hermanos, una apasionante tarea de evangelización y habéis iniciado la Misión para Venezuela», en línea con la Misión continental promovida por la V Conferencia general del Episcopado latinoamericano y del Caribe, en Aparecida. También estos son tiempos de gracia para los que se dedican por entero a la causa del Evangelio. Confiad en el Señor. Él hará fecunda vuestra entrega y vuestros sacrificios. Os animo, por tanto, a incrementar las iniciativas para dar a conocer en toda su integridad y hermosura la figura y el mensaje de Jesucristo. Para ello, además de una buena formación doctrinal de todo el pueblo de Dios, es importante fomentar una profunda vida de fe y oración. En la liturgia, y en el diálogo íntimo de la plegaria personal o comunitaria, el Resucitado viene a nuestro encuentro, transformando nuestro corazón con su presencia amorosa. Deseo recordar también la necesidad de la vida espiritual de los obispos. Estos, configurados plenamente con Cristo Cabeza por el sacramento del Orden, son en cierto modo para la Iglesia a ellos confiada un signo visible del Señor Jesús (cf. Lumen gentium, 21). Por eso, el ministerio pastoral ha de ser un reflejo coherente de Jesús, Siervo de Dios, mostrando a todos la importancia capital de la fe, así como la necesidad de poner en primer lugar la vocación a la santidad (cf. Juan Pablo II,Pastores gregis, 12).
4. Para llevar a cabo una fructífera acción pastoral es indispensable la estrecha comunión afectiva y efectiva entre los pastores del pueblo de Dios, que «han de ser siempre conscientes de que están unidos entre sí y mostrar su solicitud por todas las Iglesias» (Christus Dominus, 6). Esta unidad, que hoy y siempre se ha de promover y expresar de manera visible, será fuente de consuelo y de eficacia apostólica en el ministerio que se os ha confiado.
5. El espíritu de comunión lleva a prestar una atención especial a vuestros sacerdotes. Ellos, colaboradores inmediatos del ministerio episcopal, han de ser los primeros destinatarios de vuestro cuidado pastoral, tratándolos con cercanía y fraterna amistad. Ello les ayudará a desempeñar con abnegación el ministerio recibido y también a acoger con espíritu filial, cuando fuere necesario, las advertencias sobre aquellos aspectos que deben mejorar o corregir. Por eso, os animo a redoblar los esfuerzos para impulsar el celo pastoral entre los presbíteros, de modo particular durante este próximo Año sacerdotal que he querido declarar. A esto se añade el interés que se ha de tener por el seminario diocesano, para alentar una esmerada y competente selección y formación de los llamados a ser pastores del pueblo de Dios, sin escatimar medios humanos y materiales para ello.
6. Los fieles laicos, por su parte, participan según su modo específico en la misión salvífica de la Iglesia (cf. Lumen gentium, 33). Como discípulos y misioneros de Cristo, están llamados a iluminar y ordenar las realidades temporales de modo que respondan al designio amoroso de Dios (cf. ib.,€31). Para ello, hace falta un laicado maduro, que dé testimonio fiel de su fe y sienta el gozo de su pertenencia al Cuerpo de Cristo, al que debe ofrecerse, entre otras cosas, un adecuado conocimiento de la doctrina social de la Iglesia. En este sentido, aprecio vuestro empeño por irradiar la luz del Evangelio sobre los acontecimientos de mayor relevancia que afectan a vuestro país, sin otros intereses que la difusión de los más genuinos valores cristianos, con vistas también a favorecer la búsqueda del bien común, la convivencia armónica y la estabilidad social. Os confío de un modo particular a quienes pasan necesidad. Seguid fomentando las múltiples iniciativas de caridad de la Iglesia en Venezuela, de modo que nuestros hermanos más indigentes puedan experimentar la presencia entre ellos de Aquel que dio su vida en la cruz por todos los hombres.
7. Concluyo con una palabra de esperanza y aliento en vuestra tarea; contáis siempre con mi apoyo, solicitud y cercanía espiritual. Y os pido que llevéis mi saludo afectuoso a todos los miembros de vuestras Iglesias particulares: a los obispos eméritos, los sacerdotes, religiosos y fieles laicos, especialmente a los matrimonios, a los jóvenes, a los ancianos y a las personas que sufren. Con estos sentimientos, e invocando la protección de la Virgen María, Nuestra Señora de Coromoto, tan querida en toda Venezuela, os imparto de corazón la bendición apostólica.
domingo, 21 de junio de 2009
LAS PARADOJAS DE LA SOCIALDEMOCRACIA
Las paradojas de la socialdemocracia
Estimados amigos de Eterna Lux aquí les dejo con una interesante lectura de Ludolfo Paramio, un destacado y connotado periodista, sociólogo y político español; por cierto este es Regalito mío por el Día del Padre FELIZ DIA DEL PADRE PARA TODOS LOS PAPAS DEL PERU Y DEL MUNDO!!!:
No hay crisis de las ideas socialdemócratas. Avanzan en EE UU y son adoptadas por la derecha en la UE. Pero el centro-izquierda europeo precisa claridad ideológica, liderazgo y reconstrucción de su base social
Resulta una llamativa paradoja, como señalaba Antonio Estella el pasado día 9, que, en un momento en el que las ideas neoliberales se encuentran ante un fuerte descrédito, las elecciones europeas se hayan traducido para los socialdemócratas en un notable retroceso de casi seis puntos respecto a 2004, mientras que el Partido Popular Europeo ha cedido menos de un punto. Parece que esto exige una explicación, y que achacar el retroceso al crecimiento de la abstención no es suficiente, ya que no nos permite saber por qué la abstención ha perjudicado sobre todo a la izquierda.
Ahora todo el mundo es keynesiano, excepto el PP de Rajoy y el Partido Democrático de Albania
Obama ha demostrado que se puede contar con los 'mileuristas' para un proyecto progresista
La primera cuestión, al menos en lo que se refiere a estas elecciones, es que la quiebra de las ideas neoliberales no se ha producido en Europa, a diferencia de Estados Unidos, junto con unas elecciones históricas, y así lo que ha sucedido es que los gobiernos conservadores han cambiado de política sin asumir los costes de sus anteriores planteamientos. A Sarkozy, por ejemplo, no se le puede presentar como un representante del supuestamente desacreditado neoliberalismo, pese a que en su momento sus proclamas para adelgazar el Estado y aumentar la productividad fueran por ahí. El Gobierno (conservador) francés ha puesto en marcha un paquete de estímulo, basado en las obras públicas y en las ayudas a los sectores con problemas, tanto en el sistema financiero como en la industria, sin temor al crecimiento del déficit. Además, el presidente Sarkozy aparece ante la opinión pública, por su actuación durante el semestre de presidencia francesa de la UE, como el adalid de la respuesta europea a la crisis. Dicho de otra forma, la derecha francesa no ha mantenido la agenda neoliberal, sino que ha hecho suya la respuesta socialdemócrata a la crisis, mientras los socialistas de ese país no lograban articular un discurso propio alternativo.
Enfrentados a una crisis clásica, los gobernantes conservadores se han olvidado de la ideología (más o menos neoliberal) y han adoptado políticas bastante pragmáticas de intervención en la economía y de estímulo de la demanda. Hemos vuelto a ser todos keynesianos -excepto el PP de Mariano Rajoy y, quizás, el Partido Democrático de Albania-, aunque nadie haya abjurado públicamente de sus antiguas creencias. A juzgar por las políticas que se están aplicando, no es fácil hablar de crisis de las ideas socialdemócratas: más bien parece que la derecha se las ha apropiado.
Sin embargo, las elecciones europeas se deciden en el terreno nacional, y por tanto en los resultados han sido decisivos los ciclos políticos nacionales. En los malos resultados obtenidos por la socialdemocracia europea han tenido un peso importante los retrocesos del laborismo británico y del socialismo francés que se explican, sobre todo, en clave de política nacional. El PS francés no ha logrado resolver sus divisiones internas y presentar cara al hiperactivo presidente Sarkozy, y el laborismo atraviesa su propio viacrucis, acelerado por el escándalo de los gastos de los diputados, pero consecuencia del malestar ante la crisis y de que ya hace 12 años que es el partido de gobierno.
¿Se puede hablar de una crisis de la socialdemocracia como tal? Si aceptamos que cada país tiene su propia historia y su peculiar ciclo político, resulta muy arriesgado afirmarlo, aunque la socialdemocracia haya tenido malos resultados en las elecciones europeas. Curiosamente, es en Estados Unidos donde podría decirse que se da en estos momentos el principal ejemplo de vigencia de las ideas socialdemócratas, hasta el extremo de que algunos orates conservadores acusan al presidente Obama de ser un socialista que busca destruir el capitalismo.
Si en Estados Unidos hay una nueva mayoría a favor de la intervención del Estado y de las políticas sociales necesarias para garantizar la cohesión social -incluyendo la asistencia sanitaria universal- es porque allí se han hecho manifiestos los límites del modelo neoliberal de una forma mucho más clara que en Europa. Aquí, pese a la alarma sembrada sobre crisis y retroceso del Estado de bienestar, las políticas sociales no han retrocedido significativamente: en un sentido fundamental se ha mantenido el consenso sobre el modelo de sociedad creado en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se habla de crisis de la socialdemocracia europea se plantean dos cuestiones. Una se refiere a los cambios sociológicos de los últimos 30 años, que habrían erosionado las bases sociales de apoyo a las políticas socialdemócratas, lo que se ha llamado a veces la coalición keynesiana. La otra cuestión se refiere a cambios culturales, comenzando por un fuerte individualismo alejado de los planteamientos corporativos de la socialdemocracia clásica, y culminando con una visión competitiva y consumista de la existencia social, muy lejos de la ética del trabajo y de la solidaridad.
Sobre los cambios sociológicos, sin embargo, se han invertido los términos respecto a los planteamientos de hace 20 años. Entonces se decía que el aumento del peso de las clases medias en la sociedad -frente a la clase obrera industrial- había dejado anticuados los fines y los medios de la socialdemocracia. Ahora, en cambio, se nos dice que el problema es que la clase media se ha polarizado entre una clase media clásica -de la que forma parte la hoy acomodada generación del 68- y una nueva clase de mileuristas sin posibilidades de repetir el ascenso social de la generación anterior, y muy próxima en términos de salario y falta de oportunidades a los outsiders del sistema, y que no tiene razones para confiar en las políticas de la socialdemocracia.
Curiosamente estos dos enfoques contradictorios describen hechos reales. La nueva clase media de los años 80 se alejó de la socialdemocracia clásica en términos de valores -liberalismo social, igualdad de género y respeto al medio ambiente- y también de intereses: renuencia a pagar impuestos altos y apuesta por el acceso a través del mercado a lo que antes eran servicios públicos, supuestamente deteriorados por su masificación. Pero el nuevo modelo de crecimiento ha provocado esa polarización de la clase media y ha creado la escisión dentro de ella entre acomodados y mileuristas.
Volviendo a EE UU, la capacidad de la campaña de Obama para movilizar a los jóvenes sugiere que sí se puede contar con los mileuristas para impulsar un proyecto de corte socialdemócrata. (Krugman señalaba recientemente que el hecho de que la ultraderecha republicana acuse a Obama de "socialista" indica que ya no confía en descalificarlo describiéndolo como un "liberal" en el sentido estadounidense -socialdemócrata-, porque ese término ya no tiene la fuerza denigratoria que había adquirido desde Reagan).
La cuestión es saber qué políticas puede proponer la socialdemocracia europea para reconstruir su coalición social de apoyo. De nuevo, el paralelismo con EE UU es revelador: las políticas impulsadas por Obama no son distintas a las que en su momento impulsó Zapatero, pese al empeño de la derecha -y de algunos socialistas del antiguo testamento- por negar tales similitudes. Se trata de combinar los derechos sociales con una nueva visión de los derechos individuales, por un lado, y de recuperar el papel del Estado como inversor, para impulsar un nuevo modelo de crecimiento, y como regulador de los mercados.
El problema real no son las políticas, sino la construcción de liderazgos creíbles y de peso en el escenario europeo: la socialdemocracia europea, en su mayor parte, tiene pendiente un relevo generacional. Pero, además, hay que contar con la complejidad institucional de la UE. El intento de llegar a un consenso mínimo en política migratoria condujo a la aprobación de la Directiva de Retorno, el intento de evitar quiebras en un momento delicado por la aprobación pendiente del Tratado de Lisboa está llevando a varios gobiernos socialistas a apoyar la continuidad de Durão Barroso al frente de la Comisión.
Sin entrar a valorar estas decisiones, es evidente que desdibujan la identidad ideológica de la socialdemocracia en la UE. Y sin un liderazgo creíble y un perfil ideológico claro, no sirve de mucho que los tiempos, a consecuencia de la crisis, sean favorables a las ideas de la socialdemocracia.
Ludolfo Paramio
Estimados amigos de Eterna Lux aquí les dejo con una interesante lectura de Ludolfo Paramio, un destacado y connotado periodista, sociólogo y político español; por cierto este es Regalito mío por el Día del Padre FELIZ DIA DEL PADRE PARA TODOS LOS PAPAS DEL PERU Y DEL MUNDO!!!:
No hay crisis de las ideas socialdemócratas. Avanzan en EE UU y son adoptadas por la derecha en la UE. Pero el centro-izquierda europeo precisa claridad ideológica, liderazgo y reconstrucción de su base social
Resulta una llamativa paradoja, como señalaba Antonio Estella el pasado día 9, que, en un momento en el que las ideas neoliberales se encuentran ante un fuerte descrédito, las elecciones europeas se hayan traducido para los socialdemócratas en un notable retroceso de casi seis puntos respecto a 2004, mientras que el Partido Popular Europeo ha cedido menos de un punto. Parece que esto exige una explicación, y que achacar el retroceso al crecimiento de la abstención no es suficiente, ya que no nos permite saber por qué la abstención ha perjudicado sobre todo a la izquierda.
Ahora todo el mundo es keynesiano, excepto el PP de Rajoy y el Partido Democrático de Albania
Obama ha demostrado que se puede contar con los 'mileuristas' para un proyecto progresista
La primera cuestión, al menos en lo que se refiere a estas elecciones, es que la quiebra de las ideas neoliberales no se ha producido en Europa, a diferencia de Estados Unidos, junto con unas elecciones históricas, y así lo que ha sucedido es que los gobiernos conservadores han cambiado de política sin asumir los costes de sus anteriores planteamientos. A Sarkozy, por ejemplo, no se le puede presentar como un representante del supuestamente desacreditado neoliberalismo, pese a que en su momento sus proclamas para adelgazar el Estado y aumentar la productividad fueran por ahí. El Gobierno (conservador) francés ha puesto en marcha un paquete de estímulo, basado en las obras públicas y en las ayudas a los sectores con problemas, tanto en el sistema financiero como en la industria, sin temor al crecimiento del déficit. Además, el presidente Sarkozy aparece ante la opinión pública, por su actuación durante el semestre de presidencia francesa de la UE, como el adalid de la respuesta europea a la crisis. Dicho de otra forma, la derecha francesa no ha mantenido la agenda neoliberal, sino que ha hecho suya la respuesta socialdemócrata a la crisis, mientras los socialistas de ese país no lograban articular un discurso propio alternativo.
Enfrentados a una crisis clásica, los gobernantes conservadores se han olvidado de la ideología (más o menos neoliberal) y han adoptado políticas bastante pragmáticas de intervención en la economía y de estímulo de la demanda. Hemos vuelto a ser todos keynesianos -excepto el PP de Mariano Rajoy y, quizás, el Partido Democrático de Albania-, aunque nadie haya abjurado públicamente de sus antiguas creencias. A juzgar por las políticas que se están aplicando, no es fácil hablar de crisis de las ideas socialdemócratas: más bien parece que la derecha se las ha apropiado.
Sin embargo, las elecciones europeas se deciden en el terreno nacional, y por tanto en los resultados han sido decisivos los ciclos políticos nacionales. En los malos resultados obtenidos por la socialdemocracia europea han tenido un peso importante los retrocesos del laborismo británico y del socialismo francés que se explican, sobre todo, en clave de política nacional. El PS francés no ha logrado resolver sus divisiones internas y presentar cara al hiperactivo presidente Sarkozy, y el laborismo atraviesa su propio viacrucis, acelerado por el escándalo de los gastos de los diputados, pero consecuencia del malestar ante la crisis y de que ya hace 12 años que es el partido de gobierno.
¿Se puede hablar de una crisis de la socialdemocracia como tal? Si aceptamos que cada país tiene su propia historia y su peculiar ciclo político, resulta muy arriesgado afirmarlo, aunque la socialdemocracia haya tenido malos resultados en las elecciones europeas. Curiosamente, es en Estados Unidos donde podría decirse que se da en estos momentos el principal ejemplo de vigencia de las ideas socialdemócratas, hasta el extremo de que algunos orates conservadores acusan al presidente Obama de ser un socialista que busca destruir el capitalismo.
Si en Estados Unidos hay una nueva mayoría a favor de la intervención del Estado y de las políticas sociales necesarias para garantizar la cohesión social -incluyendo la asistencia sanitaria universal- es porque allí se han hecho manifiestos los límites del modelo neoliberal de una forma mucho más clara que en Europa. Aquí, pese a la alarma sembrada sobre crisis y retroceso del Estado de bienestar, las políticas sociales no han retrocedido significativamente: en un sentido fundamental se ha mantenido el consenso sobre el modelo de sociedad creado en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Cuando se habla de crisis de la socialdemocracia europea se plantean dos cuestiones. Una se refiere a los cambios sociológicos de los últimos 30 años, que habrían erosionado las bases sociales de apoyo a las políticas socialdemócratas, lo que se ha llamado a veces la coalición keynesiana. La otra cuestión se refiere a cambios culturales, comenzando por un fuerte individualismo alejado de los planteamientos corporativos de la socialdemocracia clásica, y culminando con una visión competitiva y consumista de la existencia social, muy lejos de la ética del trabajo y de la solidaridad.
Sobre los cambios sociológicos, sin embargo, se han invertido los términos respecto a los planteamientos de hace 20 años. Entonces se decía que el aumento del peso de las clases medias en la sociedad -frente a la clase obrera industrial- había dejado anticuados los fines y los medios de la socialdemocracia. Ahora, en cambio, se nos dice que el problema es que la clase media se ha polarizado entre una clase media clásica -de la que forma parte la hoy acomodada generación del 68- y una nueva clase de mileuristas sin posibilidades de repetir el ascenso social de la generación anterior, y muy próxima en términos de salario y falta de oportunidades a los outsiders del sistema, y que no tiene razones para confiar en las políticas de la socialdemocracia.
Curiosamente estos dos enfoques contradictorios describen hechos reales. La nueva clase media de los años 80 se alejó de la socialdemocracia clásica en términos de valores -liberalismo social, igualdad de género y respeto al medio ambiente- y también de intereses: renuencia a pagar impuestos altos y apuesta por el acceso a través del mercado a lo que antes eran servicios públicos, supuestamente deteriorados por su masificación. Pero el nuevo modelo de crecimiento ha provocado esa polarización de la clase media y ha creado la escisión dentro de ella entre acomodados y mileuristas.
Volviendo a EE UU, la capacidad de la campaña de Obama para movilizar a los jóvenes sugiere que sí se puede contar con los mileuristas para impulsar un proyecto de corte socialdemócrata. (Krugman señalaba recientemente que el hecho de que la ultraderecha republicana acuse a Obama de "socialista" indica que ya no confía en descalificarlo describiéndolo como un "liberal" en el sentido estadounidense -socialdemócrata-, porque ese término ya no tiene la fuerza denigratoria que había adquirido desde Reagan).
La cuestión es saber qué políticas puede proponer la socialdemocracia europea para reconstruir su coalición social de apoyo. De nuevo, el paralelismo con EE UU es revelador: las políticas impulsadas por Obama no son distintas a las que en su momento impulsó Zapatero, pese al empeño de la derecha -y de algunos socialistas del antiguo testamento- por negar tales similitudes. Se trata de combinar los derechos sociales con una nueva visión de los derechos individuales, por un lado, y de recuperar el papel del Estado como inversor, para impulsar un nuevo modelo de crecimiento, y como regulador de los mercados.
El problema real no son las políticas, sino la construcción de liderazgos creíbles y de peso en el escenario europeo: la socialdemocracia europea, en su mayor parte, tiene pendiente un relevo generacional. Pero, además, hay que contar con la complejidad institucional de la UE. El intento de llegar a un consenso mínimo en política migratoria condujo a la aprobación de la Directiva de Retorno, el intento de evitar quiebras en un momento delicado por la aprobación pendiente del Tratado de Lisboa está llevando a varios gobiernos socialistas a apoyar la continuidad de Durão Barroso al frente de la Comisión.
Sin entrar a valorar estas decisiones, es evidente que desdibujan la identidad ideológica de la socialdemocracia en la UE. Y sin un liderazgo creíble y un perfil ideológico claro, no sirve de mucho que los tiempos, a consecuencia de la crisis, sean favorables a las ideas de la socialdemocracia.
Ludolfo Paramio
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