sábado, 19 de abril de 2008

Bye Bye,Goodybye!!! Sra. Bozzo

Lamentablemente gracias a personajes "kafkianos" como la Señora Bozzo es que la IMAGEN INTERNACIONAL del Perú, muchas veces está por lo suelos gracias al incorrecto proceder de ellos es que mi país es visto como un PAIS SUBDESARROLLADO, LLENO DE GENTE IGNORANTE; MALCRIADA y sobre todo VIOLENTA Y AGRESIVA.

Este es un artículo publicado en el New Herald de Miami, Florida respecto a la muy siempre controversial señora Laura Bozzo Rotondo en el que debemos recordar el perverso enfoque y manipulación psicológica dado a los panelistas del programa en el que la Sra. Laura Bozzo buscaba despertar una compasión barata en el televidente, que no era genuina preocupación por los necesitados, sino simplemente con el fin de llenar los bolsillos de dinero asícomo de alimentar los egos de poder mediático de la señora Bozzo y Cía, porque no es de buenos cristianos hacer este tipo de truculentos actos como el del famoso programa "TODO POR DINERO" en el que uno de los panelistas debía de lamerle las axilas a otro, ya que todo este perverso show constituye una tergiversacion profunda del PRINCIPIO DE AMORA Y DE SOLIDADRIDAD POR EL PRÓJIMO.


El Nuevo Herald

No es por hacer leña del árbol caído, pero hace mucho rato que el programa de Laura Bozzo debía haber salido del aire, como lo ha hecho ahora, por fin, de las pantallas peruanas. El desfile de personajes sin dientes, los relatos de truculentas violaciones, incestos y abusos de menores que se relataban en Laura en acción no sólo afectaron la imagen de Perú sino la de todos los países latinoamericanos.

Aquéllos que puedan sentirse excluidos de esta visión sólo tendrían que haber estado en Europa en el momento que allí trasmitían el programa de la presentadora peruana para apreciar el manto de negatividad que éste lanzaba sobre todos nosotros. En este mundo en que los medios de comunicación tienen tanto poder para exportar una imagen, los circos entre padres e hijos o las peleas a golpes entre miembros de una pareja, que fueron el sello y quizás el atractivo del programa para cierta audiencia, eran vistos como una dinámica de las familias en nuestros países. La violencia que se desplegaba en el estudio de grabación era una explicación facilista a todos los infortunios y problemas que enfrenta la región.

El efecto del estilo agresivo y oportunista de Laura como conductora no sólo se limitó a su programa, sino que obligó a otros espacios televisivos a rebajarse a usar estrategias parecidas para poder competir por los índices de sintonía. Personalidades de la televisión que comenzaron dándole un cariz periodístico y de servicio comunitario a sus programas dieron un giro hacia un producto de baja calidad. El resultado fue el predominio durante más de una década de un tipo de talkshow que se apoyaba en el infortunio, la pobreza y todos los males sociales para triunfar.

La verdad es que la violación, la prostitución, el incesto y la traición existen desde siempre, lo que molesta es la envoltura que se elige para mostrarlos. Los extremos a que llegó Laura fueron realmente insólitos y desagradables. En un episodio de su programa, titulado ¿Qué harías por dinero?, los participantes se rebajaron a lamer las axilas y pies de extraños --para agregarle cicatería a la miseria-- por una ínfima suma.

Algunos podrían defenderla diciendo que, en ciertos reality shows de la televisión en inglés, los competidores llegaron incluso a comerse insectos y roedores. Pero este tipo de programas asumía un tono más bien humorístico. Los participantes no eran presentados como sujetos miserables, extremadamente necesitados, sino como aventureros, que llegaban a cualquier extremo para aparecer en televisión. Muchas veces los ganadores no sólo obtuvieron las grandes sumas que contemplaba originalmente el premio, sino que llegaron a hacerse millonarios con la publicidad y apariciones posteriores.

En cambio, el enfoque dado a los panelistas del programa de Laura buscaba despertar una compasión barata en el televidente, que no era genuina preocupación por los más necesitados. Terminábamos respirando aliviados por no correr tan mala suerte como los invitados de la conductora peruana. Aquellos que, irresponsablemente, nos burlábamos de los invitados desdentados de Laura, no sabíamos que lo hacíamos de nosotros mismos, porque cerrábamos puertas a análisis serios y programas de calidad para la teleaudiencia hispanohablante de Estados Unidos y América Latina.

En cuanto al supuesto montaje de los hechos que se presentan en los programas de Laura --centro de la polémica que con ella ha establecido su compatriota, el escritor y presentador Jaime Bayly--, un espectador medianamente detallista podría confirmar que las historias son fabricadas. Los guionistas no se molestan ni en cambiar los textos. Por ejemplo, cuando una mujer va a narrar un romance fallido con un hombre, la conductora le pregunta: ''¿Cuánto hace que lo conocistes?'' (sic) Entonces, la entrevistada responde: ''Un tiempo'', y lo que sigue repite el mismo patrón: el hombre la enamora, al principio se comporta muy amable con ella y después cambia y se torna abusivo. Cuando le toca el turno al aludido, Laura lo recibe con la frase: ''¡Que pase el maldito desgraciado!'' A todos sus males, el programa suma otro: es profundamente sexista. Muy rara vez se presenta un personaje masculino positivo.

La hipocresía de su postura frente a la violencia es uno de los aspectos más chocantes del programa. Cuando los participantes se enredan a golpes, la presentadora no interviene. Entran los encargados de la seguridad a separarlos, y entonces Laura comenta: ''Violencia no, que no conduce a nada''. Hoy se sabe que el más golpeador es el mejor pagado.

Ya es hora de que el último bastión del programa de Laura, que se trasmite por Telemundo, cierre sus puertas a un producto tan dañino, para que se puedan abrir otras a nuevos espacios de calidad.•

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