Nos encontramos a muy pocos días del inicio de la Cumbre de Líderes del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) evento que permitirá al Perú convertirse en el foco de atención del mundo entero, situación envidiable para cualquier país del mundo y sobre todo para aquellos que como nosotros aspiramos a seguir encaminados en la ruta del crecimiento y el desarrollo.
Lo que deberíamos tener claro todos los peruanos, cualquiera que sea nuestra ubicación política, es que si realmente nos preocupa el futuro del país, tenemos una magnifica oportunidad de mostrarnos como una nación viable, atractiva para invertir, donde exista orden y seguridad, donde funciona el imperio de la ley para que la inversión responsable, que es aquella que gana y hace ganar y que se sujeta a las leyes de un Estado preocupado por reducir la pobreza a través de políticas redistributivas y de aumento del empleo, venga hacia el Perú en momentos en que el mundo se debate en una crisis económica que ya está mostrando síntomas de recesión y, que, por lo tanto, generará más recelos, más desconfianza y más temor a la hora de decidirse por determinado país y proyecto.
Por estas razones, bajo un test de razonabilidad y de ponderación política; no son razonables las protestas como las anunciadas por la CGTP respecto a la realización de una marcha contra el presidente de Estados Unidos de América, George W. Bush, quien arribará al Perú para intervenir en la cita del APEC(y probablemente el futuro mandatario recién electo de U.S.A, el demócrata Barack Hussein Obama, quien asumirá sus funciones como Presidente de los Estados Unidos de América, a partir del 20 de enero del 2009).
Igualmente, son inefables las protestas de Tacna, Moquegua y Sicuani, que independientemente de las razones que puedan esgrimirse al respecto, las criticamos por inoportunas, haciéndoles perder su esencia, mostrándose más como un pretexto para generar violencia y disturbios en momentos en que debemos mostrar nuestra mejor imagen ante la comunidad internacional.
El Gobierno debe asegurarnos que seremos un buen anfitrión, que tendremos orden, seguridad y que ni la violencia ni la corrupción le robarán el show, que debe ser única y exclusivamente del Perú. Y, en este esfuerzo, todos los peruanos debemos colaborar y apoyar en este ambicioso e interesante propósito, que será para el beneficio de todos los peruanos.
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