domingo, 1 de junio de 2008

El Sustento Económico de los Derechos de Propiedad (O del porqué para hacer una buena autopsia, hay que ser un buen cirujano)

Seguimos con el interesante artículo del buen amigo César Alexis Prieto sobre los Derechos de Propiedad:

Capítulo IV:

Autor: César Alexis Prieto
Alumno del Séptimo Ciclo de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Por último, tenemos a la incertidumbre, es claro que no todas las decisiones adoptadas por los seres humanos llevarán a un resultado claro y exacto. La incertidumbre, es decir, las perturbaciones de nuestras previsiones son omnipresentes. Frente a este elemento, se ha desarrollado maneras de hacer y de pensar que nos permiten absorber esta incertidumbre sin alterar la vida social.

En nuestra sociedad, nadie tiene el mismo deseo mi la misma capacidad de hacer frente a un determinado riesgo. Por ejemplo, el caso de una sociedad, para conseguir un objetivo que resultaría mucho más riesgoso para cada persona en forma aislada que para una sociedad- como conjunto de socios. También es el caso de los aseguradores, que pueden enfrentar el riesgo operando a gran escala y diversificando los riesgos asegurados. Cada quien buscará, en presencia de instituciones a las cuales se transfiere el riesgo, su nivel preferido de riesgo. La reducción, la repartición, y la transferencia de los riesgos hacen viable un abanico de proyectos que de otra forma no lo serían. Estas instituciones aumentan la posibilidad de intercambio, así como el bienestar.

Todos estos elementos permiten al ser humano tomar decisiones. La escasez restringe las opciones de los individuos y el hecho de elegir un recurso implica, muchas veces, el sacrificio de otro. Las decisiones que interesan al AED son aquellas tomadas por el individuo en sociedad. Los fenómenos sociales se analizan a partir del individuo. Todo comportamiento colectivo debe ser explicado a partir de comportamientos individuales. Este principio es llamado el individualismo metodológico. A este principio se le opone una concepción que admite que los fenómenos colectivos pueden tener una autonomía y así determinar el comportamiento de los individuos. De acuerdo al concepto de “homo sociologicus”, el individuo es un ser movido por fuerzas que le serán externas, las acciones tendrán la realidad de respuestas determinadas por las estructuras sociales.

Sin embargo, optar por el individualismo metodológico no significa negar que los fenómenos colectivos presenten un interés independiente de aquellos de los individuos que son parte de ellos.

2.- La lógica económica de los Derechos de Propiedad

Richard Roll y John Talbott, investigadores de la Universidad de California (UCLA), nos ofrecen datos realmente interesantes que atañen a la buena definición de los derechos de Propiedad.[1] Estos autores han verificado que son nueve variables institucionales las que explican una diferencia a nivel internacional mayor del 80 % del producto nacional bruto per cápita. Los derechos de propiedad y la actividad del mercado negro tienen el mayor nivel de importancia. Las otras variables son la regulación, la inflación, las libertades civiles, los derechos políticos, la libertad de prensa, los gastos gubernamentales y las barreras burocráticas.

¿Pueden estos datos empíricos explicar en qué medida el bienestar de un estado está bien encaminado? ¿Por qué vienen a tallar aquí los Derechos de Propiedad?[2]

Esta pregunta puede tener una muy extendida respuesta, que el presente trabajo no pretende agotar. Lo que sí debemos recalcar, es que, en cuanto a materia de los derechos de propiedad, no ha habido tanta seriedad, en los últimos treinta años, en explicar el origen y objetivo de estos derechos como la mostrada por la teoría económica. Pasemos a ver de qué forma los incentivos de un sistema de propiedad generan un camino hacia la eficiencia.[3]

Un clásico ejemplo puede ser inferido del trabajo de Garret Hardin, titulado “La tragedia de los comunes”.[4] Por medio de un pequeño ejercicio, entenderemos el origen y la importancia del sistema de derechos de propiedad: Situémonos en una aldea en que cada familia es propietaria de su ganado, pero que todas ellas comparten el pastizal entre todas ellas. Todas las familias llevan a pastar a su ganado todos los días, con el resultado de que habrá una tendencia a que ellas no dosifiquen el consumo del pasto, lo cual llevaría a un sobreconsumo y a una depredación de ese recurso. Del texto de Hardin, podemos inferir las siguientes opciones de conductas estratégicas[5]: (en orden de prioridad, asignamos un mayor pago, a lo más preferido y un pago menor a lo menos preferido por una familia)

Pago de 4: (lo más preferido) Que las demás familias sean cuidadosas con los pastizales y mi familia no. Porque ellas dejarán de percibir la ganancia obtenida por la alimentación de cierta cantidad de ganado, mientras que mi familia sigue alimentando a todo su ganado.

Pago de 3: Que todas las familias seamos cuidadosas.

Pago de 2: Que ninguna familia cuide de la propiedad común del pastizal.

Pago de 1: (lo menos preferido) Que todas las familias no muestren cuidado, pero la mía sí. Puesto que mi familia sería la única que deja de percibir los beneficios de alimentar a todo su ganado.

Como seres racionales, cada familia busca maximizar su ganancia[6]. De forma consciente o inconscientemente, de forma explícita o no, cada familia se pregunta lo siguiente: ¿cuál es el beneficio para nosotros de aumentar un animal más a nuestro ganado?

Las demás familias

(3, 3)

(1, 4)

(4, 1)

(2, 2)
Dosifican No dosifican


Dosifica

Mi familia

No dosifica



Las opciones de mi familia parten de las filas de arriba y abajo, mientras que las opciones de las demás familias empiezan por las columnas izquierda y derecha. Los pagos de mi familia, se representan por los números de la izquierda en los paréntesis, mientras que los pagos de las demás familias se representan por los números de la derecha en los paréntesis.

Mi familia puede elegir entre dosificar y no dosificar. Entonces, podemos obtener un pago determinado, dependiendo de lo que elijamos, y esto es influido, por lo que luego elijan las demás familias. Si comparamos las dos filas de opciones que tiene mi familia (arriba, abajo), podemos verificar que nuestros pagos de abajo son mayores que los pagos de la fila de arriba: pagos de 4 y 2, frente a pagos de 3 y 1. Por lo que elegiremos, la columna de abajo, porque, sea cual fuere la elección de las demás familias, siempre nos mantendremos mejor no dosificando nuestro ganado. Luego, las demás familias, notan que nosotros hemos elegido no dosificar el ganado, sus opciones de dosificar y no dosificar están representadas por los pagos de 3 y 1 y de 4 y 2, respectivamente. Como las demás familias, prefieren un pago mayor, que- de forma definitiva lo da la opción de 4 y 2, entonces elegirán la opción de no dosificar. Por lo que la tendencia al resultado de este juego será que mi familia y las demás elijan no dosificar, por lo que recibiremos un pago de 2 y 2, con una suma de 4. Notamos que los mayores beneficios del juego, lo proporcionaba la opción en que todas las familias dosificábamos nuestro ganado: 3 y 3, con un total de 6.

La tragedia sucede cuando se comparten bienes escasos y valiosos, ya que las partes que los emplean, consumen o usufructúan no sienten los costos que genera su accionar, porque el costo es compartido, mientras que el beneficio se puede percibir efectivamente por cada familia: el beneficio de aumentar el ganado es mucho más palpable que el costo producido por ese aumento.

Cabe anotar que este juego es equivalente al del dilema del prisionero, que arroja una tendencia semejante. Muchos autores han interpretado erróneamente, que al no haber intervención gubernamental- en el ejemplo, no hay un ente gubernamental que haya hecho freno a la depredación de los pastizales-, se produce- indefectiblemente- la negación del individualismo. Porque la mano invisible, de por sí, no conlleva al bienestar óptimo. Como anotan Baird, Gertner y Picker, el resultado óptimo puede ser alcanzado, por otras formas de juego complejas, que tienen incluido al dilema del prisionero: los llamados juegos encajados, en estos juegos, no es necesario que intervenga un ente regulador, basta con la representación de la predicción de los comportamientos que elegirán los demás individuos. Esta interesante interpretación puede dar lugar a entender mejor a la organización espontánea de Hayek.[7]

Así, la forma en que una sociedad elija su sistema de propiedad tendrá efectos en la cantidad y existencia de un determinado bien o recurso. En un país pluricultural como el Perú, considerar que la propiedad puede ser conceptualizada y definida de cierta forma, porque hace muchos siglos, los romanos lo concibieron así, es darle las espalda a nuestra realidad: al fin y al cabo, son las mismas poblaciones, quienes sabrán qué es lo mejor para ellos, así lo determinan sus usos y sus costumbres.

[1] O’DRISCOLL, Gerald and HOSKINS, Lee. Property Rights: The Key to Economic Development. En Policy Analysis No 482. 2003. p. 2
[2] De acuerdo a O’Driscoll y Hoskins, la aparición de una teoría económica de los derechos de propiedad más coherente es un fenómeno relativamente reciente.[2] De esta manera, los fundadores de la moderna escuela de los Derechos de Propiedad son Armen Alchian, Ronald Coase y Harold Demsetz. Ellos buscaron no sólo delinear la importancia de un sistema de Derechos de Propiedad privados para el funcionamiento eficiente de una economía sino también identificar las circunstancias que llevaron a la asignación y formación de tales derechos.

[3] Aunque el camino a la eficiencia, depende del tipo de propiedad que se elija en relación con los tipos de bienes que se pretenden proteger. Para un claro entendimiento de este respecto, recomendamos una clara exposición de: COOTER, Robert y ULLEN, Thomas. Derecho y Economía. Fondo de Cultura Económica de México. 1998. pág. 143 y siguientes.
[4] HARDIN, Garret. La tragedia de los comunes. Science. V. 162. N. 37. pág. 1243- 1248. También se puede encontrar versiones en español en la internet.
[5] En teoría de juegos, se entiende por conducta estratégica, aquel comportamiento que tendrá un influjo en la conducta de otros sujetos y viceversa, de tal suerte que los jugadores sepan que sus decisiones serán condicionadas-algunas veces- o condicionantes de las opciones que tengan los demás jugadores. Revisar: BAIRD, Douglas, GERTNER, Robert, y PICKER, Randal. Game Theory And The Law. Harvard University Press. 1995.
[6] Lo cual no significa que en un plano objetivo lo hagan y que por ende, siguiendo este presupuesto, cualquier sociedad ya estaría viviendo un estado de bienestar óptimo- como mal critican los poco entendidos en el tema del AED. De por sí, nuestra racionalidad es limitada, pero, como ha demostrado SPENCER, esto no elimina el hecho de que la intención de las personas sea la de mejorar su situación.
[7] BAIRD, GERTNER y PICKER. Game Theory and The Law. Pág. 35 y siguientes.

No hay comentarios.: